Las creencias son juicios (opiniones subjetivas que no se pueden medir ni cuantificar). Al mismo tiempo se podría decir que las creencias son una especie de meta modelo de distorsión, es decir, de ese tipo de estructura lingüística de causa-efecto, esto es, que pre-suponen la pre-existencia de algunas condiciones que generarían ciertos resultados.
Por ejemplo:
Cuando creíamos en “papa noel o santa claus”, decíamos que si era navidad (causa) debía de traernos un regalo (efecto). Esa creencia hoy tiene otro significado siendo adultos.
Entonces, podría decirse que una creencia es una “unidad de pensamiento”, como una especie de “célula cognitiva”, que como célula al fin, contiene en su esencia toda la información necesaria para repetirla siempre. De modo que una creencia afecta a todo el sistema de pensamientos, emociones, sentimientos y acciones, y a los fenómenos perceptivos en general. Y, si partimos de esta premisa de considerar las creencias como una célula, debemos entonces considerar que también tiene un “núcleo”. Y en efecto, el “núcleo” de las creencias lo conforman los Valores.
Pero… ¿Qué es realmente un valor?.
Los valores determinan la “utilidad o aptitud de las cosas”, el grado con el que pretendemos “satisfacer las necesidades”, y enmarcan el “alcance del significado o la importancia de una cosa”, etc.
Por tal razón, las creencias se sostienen a sí mismas dentro de una especie de “blindaje cognitivo”. Es aquí donde aparecen las estructuras profundas que sostienen y “protegen” a las creencias, aparentemente en contra de la posibilidad de ser cambiadas.
Estas estructuras operan como una auténtica coraza que impide una modificación de las mismas. La buena noticia es que esta misma estructura es la que nos permite cambiarlas: Una gran paradoja, pero también una gran ventaja.
“Las creencias tienen el poder de crear y el poder de destruir. Los humanos tienen la fantástica habilidad de tomar cualquier experiencia de sus vidas y darle un sentido que los consuma o que literalmente les salve la vida.”
Tony Robbins
El caso es que una creencia sólo se puede cambiar por otra creencia, es decir, que ese mismo sistema blindado que impide la destrucción o modificación de una creencia y la mantiene protegida, no cuestiona jamás la incorporación de una nueva creencia, y al contrario, la protege igual y la mantiene, sólo cuando la sustituye por otra.
En decir, que para co-crear tu realidad debes usar una estrategia de flujo de pensamiento, emoción, creencia, ubicar validaciones externas, encontrar confirmaciones y así poder crear la realidad que deseas en tu mundo.
Debes convertirte en la persona que deseas que va a ser capaz de conseguir lo que quieres, la actual persona que eres hoy con tus creencias, actos y hábitos no es la que manifestará lo que deseas, por eso tienes que convertirte en esa otra persona, de pensar, actuar y sentir diferente.
Ten en cuenta que, todos vamos adquiriendo creencias desde niños, muchas de ellas potenciadoras y otras limitantes, hay que cambiar las últimas conservando los beneficios que podrían tener en algunos aspectos de tu vida.
¿Te imaginas la importancia de reconocer tus creencias limitantes?
¿Cómo hacer para no transmitirlas a tus hijos?
¿Si eres jefe cómo podrías estimular la creatividad en tu equipo de trabajo?
Puedes formularte estas preguntas, identificar tus creencias y definir cómo debes proceder.
Lo cierto, es que en la PNL aprendes las técnicas indispensables para modificar tu forma de pensar, sentir y actuar en congruencia con tu ser.
Y hoy, ¿Qué creencias crees que necesitas cambiar?
Compártenos tu experiencia.